Un volúmen, un volúmen, un volúmen. ¿Por dónde se empieza? Si uno toma un montón de materiales aptos y los empieza a encajar se da cuenta que lo que está haciendo es dejarse llevar para ver que sale. Probablemente no salga nada, y te empieces a dar cuenta de que por ahí no viene la mano, que capaz es mejor primero pensar, idear, imaginar, dibujar. Ahora dejamos los materiales de lado, tomamos un lápiz, una hoja y la imaginación, se nos ocurren cosas abstractas (y otras no tanto), zarpadas, asombrosas pero imposibles de hacer porque sos conciente que del papel a la realidad hay un abismo. Y es ahí cuando te das cuenta en lo que estás fallando... necesitas una motivación, una idea, saber qué es lo que queres meter de vos en ese volúmen, que es lo que querés hacer sentir a los demás...
Dejo todo, ya está, me voy a la calle, siempre las mejores ideas surgen en la calle.